18 septiembre 2007

Quejas

Quejarse, esa es la palabra, esa es la actitud que hunde a mucha gente, y no sólo a quién la realiza, si no también a quién la soporta de su prójimo, ya sea familiar, amigo o conocido.
Volcamos todo lo que va en nuestra contra, soltamos lastre, a veces acompañado de maldiciones e improperios, y por unos instantes podemos sentirnos mejor, eso es el desahogo. Pero qué malo es quejarse, que no digo que no sea necesario, que yo soy la primera que lo hago, pero hay que hacerlo con medida, tanto en cantidad como en palabra.
Cuando acabo de soltar el peso que me atrapaba la cabeza me siento peor, sólo estoy bien en el mismo momento en que lo voy diciendo, pero después… me cae un peso mayor, pienso en que no debía haber abierto la boca, son problemas o circunstancias personales que prefiero guardar para mí… y acabo arrepentida. Además ¿a quién le importan mis malestares? A nadie, por mucho que alguien quiera estar a tu lado, le interesa más allá que él/ella mismo/a. Y si me escucha es por su propio interés…
¿Qué consigue la gente que no para de quejarse? Porque yo lo hago cuando algo me revienta por dentro deseando salir, pero no lo hago de forma sistemática y como motivo de conversación… Pero hay gente, tú sabrás a quién me refiero, pues todos tenemos a alguien así cerca, de la que sólo podemos esperar quejas, quejas y más quejas. Y estoy harta de esta gente, sólo piensan en sí mismos, son egoístas, se creen víctimas de todo… Que sí, que hay gente que lo pasa mal y hay etapas en la vida en que sólo se halla consuelo en la queja, en el vuelco al vecino de turno de los problemas propios… Pero estas personas deben pensar que los demás no tienen nada que decir, que ellos son los únicos que sufren, que están encantados de que alguien les oiga… Y creo que se suman a sus males el hecho de querer llamar la atención con lo único que pueden, es decir, con sus lamentos.

Quejarse sí, pero lo justo para no volverte loco/a con tus dilemas en la cabeza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues te diré lo que consigue esa gente: atención y excusas para no hacer nada con su vida ya que son unas pobres víctimas.

Aparte de eso suelen conseguir que los demás se harten de ellos y los dejen por imposibles.

Besos